sábado, 30 de julio de 2011

La invención de Morel

Un fugitivo llega a una isla aparentemente desierta. Al poco tiempo descubre a una serie de personas. Las espía. Se enamora de Faustine, una mujer que contempla los atardeceres en las rocas. Intenta acercarse a ella. Conoce a Morel, un científico loco. Todos le ignoran por completo. Las conversaciones y las situaciones se repiten cada semana. En el cielo hay dos soles y dos lunas. Piensa que: 1) puede estar volviéndose loco; 2) una extraña enfermedad le está afectando; 3) los turistas pueden ser extraterrestres; 4) está viviendo en mundos paralelos; 5) se ha convertido en invisible; 6) la isla es un realidad un manicomio y Morel el director; 7) la isla es el purgatorio, todos están muertos y él tan solo es una especie de viajero como Dante… El fugitivo no tardará en conocer la solución y cuando la conozca no dudará en dar su vida para pasar el resto de la eternidad con Faustine….
Novela esencialmente de género (mal que les pese a los puristas). Obra clave de la literatura de anticipación. Fábula de amor trágico (“ya no estoy muerto, estoy enamorado”). Nouvelle cumbre de la ciencia-ficción. Matrix de la literatura. Todo ello escrito con una geometría insultantemente perfecta y con pinceladas filosóficas que remiten a la teoría de los espejos de Borges, al eterno retorno de Nietzsche, a la filosofía de la mirada y a la cueva de Platón. Un tratado inolvidable sobre el amor y la soledad (“esa mujer me ha dado una esperanza; debo temer las esperanzas”), sobre la inmortalidad y sobre la dificultad cada vez mayor en saber distinguir la realidad de la fantasía (“ignoro cuáles son las moscas verdaderas y las artificiales”). Nunca en la historia la frase morir de amor tuvo un significado tan impactante….

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